martes, 20 de mayo de 2008

EL DÍA A DÍA DE LOS WAYÚU



La situación indígena en Colombia tiene varias causas de orden económico, social y político tanto nacional como internacional que se enmarcan en juegos de poder; en este marco los pueblos indígenas son víctimas de esta dinámica la cual produce en ellos innumerables efectos que inciden en la supervivencia de su gente. En este contexto los pueblos y comunidades Indígenas sufren la violación e infracción de sus derechos colectivos, teniendo que vivir un alto grado de crisis humanitaria representada en masacres, desplazamiento forzado, torturas, desapariciones, amenazas, homicidios, confinamiento, secuestros, reclutamiento forzado, entre otros; producto de la disputa territorial de sitios estratégicos geopolíticos por actores armados legales e ilegales. Lo anterior no existe voluntad política para la garantía de derechos como pueblos, por tanto los derechos fundamentales de los Indígenas también se ven vulnerados.

La comunidad indígena se ha visto forzada al desplazamiento de sus territorios por la acción de grupos paramilitares del bloque norte, cuya presencia se ha incrementado desde el año 2000 y en búsqueda de un total control territorial. Los indígenas han sido víctimas de masacres que han marcado su historia, tal como la masacre de Bahía Portente, ocurrida el pasado 18 de abril de 2004, cuando paramilitares llegaron a la comunidad conformada por 580 personas Indígenas, maltratando, asesinando y destruyendo uno de sus lugares sagrados como es el cementerio que alberga a sus antepasados y que dentro de la tradición wayúu es prueba de propiedad de dicho territorio. El resultado de esto fueron casi 30 desaparecidos entre estos 20 niños en edades de 3 a 12 años de los cuales algunos fueron quemados vivos, 13 indígenas asesinados y cerca de 300 indígenas desplazados a Venezuela y hacia otras comunidades de la zona, mientras que, irónicamente, el gobierno realizaba negociaciones con los paramilitares para consolidar un proceso de paz.

Después de ser víctimas de la masacre de Bahía Portente, la relación entre los indígenas de ambos lados de la frontera, facilitó el recibimiento y la estancia en casa de amigos y parientes ubicados en el lado venezolano. Sin embargo, la mayoría de los wayúu vivían en condiciones de extrema pobreza, los niños estaban muy mal alimentados, habían dejado todas sus pertenencias en su resguardo o en lo que quedaba de el, compartían entre seis familias una pequeña casa, no tenia ropa ni hamacas donde dormir, obligándolos a dormir en el suelo, según ellos como animales. Todo lo que han tenido que soportar los ha hecho cada vez más susceptibles a desaparecer y a pesar de las claras muestras de violencia y discriminación hacia ellos aun no se toman cartas en el asunto y se ven relegados a aguantar y callar para no poner en peligro su existencia.

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